Mi historia de amor con la saga que Bravely Default 2 lleva a la trilogía tiene historia. Tras jugar al primer título en 3DS quedé totalmente atrapado por su historia, personajes, estilo artístico y, sobre todo, por su jugabilidad. Los giros de guion y su jugueteo con la cuarta pared me robaron el corazón. Esto sólo se incrementó cuando le llegó el turno a Bravely Second y me fascinó aún más que el primero.
Con esta progresión en mente, llevaba años esperando esta tercera entrega, esperado continuación a la escena postcréditos de Second y ver con que nuevas cosas me sorprendería este Bravely Default 2. Por desgracia he encontrado un juego más arraigado en sus raíces como JRPG clásico que una evolución de la saga Bravely, y aunque no sea malo, no logra equipararse a sus antecesores.
La historia ya contada
Mi primer punto de conflicto con esta nueva entrega es su historia. Una vez más volvemos a buscar cuatro cristales elementales, una vez más una mujer guardiana de dichos cristales reúne un equipo de cuatro personas para encontrarlos mientras combaten al malvado líder de un imperio. No me molestaba al principio encontrar similitudes entre las historias, ni siquiera ver que los protagonistas caían casi en los mismos estereotipos y personalidades. El problema viene cuando esperas ese giro extraño, esa narrativa por encima de la propia historia que te daban en los otros títulos y, no llega.
Bravely Default 2 vuelve a sus raíces y termina pareciéndose más a un Final Fantasy V mejorado que a sus predecesores. Supongo que podría sacar una lectura sobre como pretende homenajear estos clásicos del JRPG e intenta subvertirlos…pero no veo esa subversión.
La historia es su punto fuerte en ciertos momentos. Señalando sobre todo el momento de llegar a una ciudad y ver que se llevan a cabo juicios como los de Salem, pero cambiando brujas por hadas. Una historia interesante con un par de giros que se agradecen mucho. Las intrigas, traiciones y los momentos duros están a cada paso de la historia de Bravely Default 2.
Lazos forjados
Lo que puedo aplaudir son las conversaciones en grupo, ya sea entre los cuatro principales o con personajes que nos acompañarán de manera temporal durante un capítulo. Cada pequeña conversación o interacción de cualquier personaje sirve al propósito de sentar las relaciones entre cada uno de ellos y de contarnos su forma de ser o pensar. Siendo posiblemente el más flojo Seth, seguido muy de cerca por Gloria (sufriendo de lo mismo que Tiz y Agnès en el primer título) el resto del reparto logra tener la suficiente personalidad para que te agraden y te intereses por ellos.
Las misiones secundarias, quitando las clásicas de ir a derrotar X monstruos o recoger tal ingrediente, sirven también para reforzar a los personajes. De vez en cuando una secundaria arrojará algo de luz sobre el pasado de algún protagonista. Sobre su forma de ver la vida, habilidades, preocupaciones, gustos. Esto es de agradecer y te ayuda a contemplar a esos muñecajos de proporciones extrañas de otra manera.
Un mundo de plástico
Me repele a la vez que me gusta la dirección artística de este título. Me gustaban mucho los diseños chibi 3D de los anteriores títulos y la posibilidad de customizarlos con trajes y demás me daba mucho juego. Aquí se han lanzado con una especie de híbrido entre chibi y facciones humanas algo más reales, pero que no termina de encajar. Sobre todo cuando ves a NPCs con proporciones normales, haciendo resaltar aún más lo raro de los personajes con cabezas grandes y cuerpos más pequeños. Quizás el que más me desentona es Elvis, o puede que sea Sir Sloan. Dos personajes con vello facial, pero facciones infantilizadas para acercarlos al chibi.
Además de esto, los diseños base de los personajes no están tan inspirados. Ojos sin vida en cuerpos que parecen de muñecos de plástico, no son lo más agradable de ver en ocasiones. Aunque puedo resaltar los trajes de cada trabajo, debo enfadarme por no dejarme elegir los trajes que yo quisiera ponerle a cada uno.
Pero si en algo destaca Bravely Default 2 es en sus fondos y escenarios. En cada ciudad podremos acceder a una vista panorámica. Esta vista, además de servir para resaltar puntos importantes, nos dejará ver el estilo 2D tan hermoso con el que están hechas las ciudades. Una visión preciosa nos aguarda en cada sitio que exploremos. Los entornos en 3D también se ven genial, brillando por encima de todo (no hay broma aquí) la iluminación. Es espectacular lo que se consiguen con los juegos de luces y sombras.
Las animaciones de los personajes, aunque a veces pueden hacerse extrañas, están muy logradas y se ven realmente fluidas, igual que las de los monstruos (cuyos diseños si destacan con este estilo 3D).
Música para la vida
Si por algo me enamoró muchísimo la saga fue por tener una BSO espectacular. El primer Default y Second tienen temas realmente memorables, totalmente acordes con lo que estamos viviendo. Canciones tranquilas y llenas de magia, otras con misterio y por supuesto, composiciones llenas de energía y esperanza para combatir al mal.
Había algo mágico y maravilloso en cada canción, algo que te hablaba de cada personaje o enemigo. A día de hoy sigo escuchando esas canciones y reviviendo grandes momentos. Si bien Bravely Default 2 sigue teniendo muy buenas canciones es, posiblemente, el más flojo en este aspecto. Todo suena muy familiar o desentona (las canciones de Elvis y Adelle, aunque son buenas, no encajan con el ambiente general). Por desgracia esta vez el nivel se ha quedado algo atrás. Destacaría el tema de Seth y el del juego de cartas. Y el hecho de que la canción del mapamundi es siempre la misma, pero con arreglos para adaptarse a cada zona, lo cual es un gran punto.
Combatiendo la oscuridad
A día de hoy creo que a nadie le sorprenderá cuando se dice que el combate de Bravely Default 2 es bueno, de los mejores que se ha implementado en un JRPG por turnos. Tiene la capacidad justa para ser desafiante y unos bosses de lo más memorables. Pero una vez más, la nueva entrega parece haber dado pasos atrás.
Sin duda alguna, la saga ha echado su peso en dos pilares principales: El sistema Brave y Default y la personalización de personajes mediante los trabajos. El primero se conserva tan fresco como en la primera entrega.
Podremos gastar turnos del futuro con la opción de Brave para realizar más acciones en el turno actual. Esto es una estrategia arriesgada ,ya que en los turnos que estén por venir no podremos hacer nada. Ahora bien, podremos usar Default para defendernos y acumular puntos para poder hacer Brave más adelante. Una constante de realizar estrategias en combate para ganar rápido, impidiendo que el enemigo haga algo o creando combinaciones muy locas.
El otro bloque, los trabajos, son la parte más estratégica del juego. Tendremos que pensar que clases usar para cada personaje y que combinaciones haremos. ¿Queremos que nuestro tanque además sea healer? Pues mezclamos el guardián con el mago blanco. El número de combinaciones es enorme, pudiendo unir habilidades pasivas a la mezcla. Por desgracia habrá que farmear muchísimo para alcanzar lo que deseamos de cada trabajo.
Subiendo niveles
Y aquí viene el paso atrás. Las anteriores entregas tenían sistemas para mejorar el grindeo, poder conseguir experiencia de manera rápida y sin que fuese pesado. Automatización de combates, bonificaciones por ganar en un turno o sin que te toquen, incluso aumentar el número de enemigos con los que te encuentras. Todo esto ayudaba a subir niveles cuando querías y de manera asequible y ligera. En Bravely Default 2 parece que han decidido quitarse todo esto y entorpecer la subida de niveles activa en pos de otra más pasiva mediante las expediciones en barco.
Todas esas facilidades han desaparecido. La mejor forma de farmear experiencia es usando cebos para encadenar combates. Los cebos tienen límite de tiempo y atraen a una clase de enemigo concreto, por lo que, si luchamos contra alguien de otro tipo, no funcionan. Esto es un problema, ya que los enemigos en el mapamundi no aparecen tan seguido como para poder encadenar los combates de manera constante y aprovechar al máximo el cebo. Y en las mazmorras ya ni hablamos lo imposible que resulta. No, no han querido dejarte fácil que subas niveles.
Por otro lado, tenemos la opción de usar el barco para salir de expedición. Una opción que permite conseguir diversos objetos de experiencia o puntos de trabajo, cuando la consola esté en reposo. Perfecto para cuando no podamos jugar. Pero se queda flojo y corto, a pesar de poder usar funciones en línea para incrementar las recompensas que obtenemos.
De bestias y diseños de niveles
Otro punto que no me ha terminado de convencer han sido sus mazmorras. Concretamente, su diseño. Todos son laberintos bastante lineales sin mucho interés, con enemigos lo bastante complicados para que sean molestos, pero que no suponen un reto real. Esto provoca que quieras pasar rápido de las mazmorras para llegar a la auténtica chicha del título, los bosses.
Combatir contra jefes en Bravely Default 2 es realmente satisfactorio, y en más de una ocasión activas las neuronas para ver como vencer a ese enemigo en concreto. Son complicados cada uno a su manera y son realmente divertidos de combatir. Cuando logremos vencerlos, nos darán su asterisco y podremos usar las habilidades que les hayamos visto, por lo que ya sabremos más o menos de que palo podrán ir nuestros personajes.
Los combates importantes son lo que dan jugo a este título a nivel jugable. También podría hablar del juego de cartas, pero tiene poca importancia y le he dado muy poco uso, aunque sea interesante y divertido.
Héroes del cristal y otras leyendas
Bravely Default 2 es un buen JRPG, un buen homenaje y es increíblemente divertido a la hora de personalizar a tus personajes. Pero siendo la tercera entrega de la saga, y la más larga, parece quedarse corta con respecto a sus predecesores. Cosas que faltan y en general, una historia más sosa y personajes algo menos interesantes, logran deslucir al título. Un título que es imposible no comparar con los que vinieron antes.
Me lo he pasado como un crío jugándolo, y su estilo artístico ha terminado medio convenciéndome. Algunas canciones se quedarán conmigo durante un tiempo, aunque no me parezcan de las mejores de la saga. Sus personajes son lo bastante entrañables como para encariñarte con ellos y sus combates son los más fluidos de los tres títulos. Pero por desgracia se queda corto en muchos aspectos y eso es algo que no se puede pasar por alto cuando has amado tanto Bravely Default y Second. Es un juego muy recomendable a los amantes de los JRPG clásicos y para los que busquen un giro a la fórmula clásica, pero si buscáis el siguiente paso de la saga, no lo vais a encontrar.
