Ah, el género cyberpunk, tan lleno de ideas y obras de todo tipo. Un género usado, reusado y que sin embargo siempre encuentra una manera de contar algo nuevo. Don’t Forget Me logra meterse de cabeza en la dinámica de mundo deprimente, neones y tecnología para controlar a la humanidad. Aunque quizás lo hace de manera algo superficial en el gran esquema de su historia y con mayor profundidad en sus historias secundarias.
El juego de The Moon Pirates se estrenan como estudio con un título más que decente y con las ideas claras, aunque terminan por acobardarse dándole a su juego una duración corta en la que se resuelve una trama de conspiración mundial de manera apresurada y prematura.
Buscando en el baúl de los recuerdos
En Don’t Forget Me encarnaremos a Fran, una muchacha que aterriza (de manera casi literal) en la clínica de Bernard, un especialista en la memoria que lleva a cabo un negocio ilegal y peligroso. Pero él es bastante majo así que decide echarle una mano a esta mujer que ha perdido la memoria. Como Fran ayudaremos a Bernard a llevar su clínica de recuerdos, ya sea atendiendo a los clientes, haciéndoles sentir cómodos o indagando en sus memorias para extraer lo que quieren olvidar, recordar o guardar a buen recaudo.
Aquí es donde el título tiene su mayor alto y su mayor bajo. Empezando con una conspiración mundial llevada a cabo por una megacorporación para controlar mentalmente a toda la humanidad que es lo que mueve toda la trama, pero que se queda en la superficie. Con una base planteada tan interesante como la que tenemos aquí, la humanidad lleva un chip que permite encriptar los recuerdos, esto sucedió tras una gran guerra global y trajo la paz al mundo, pero siempre se pueden manipular esos recuerdos. Una premisa como esta, perfecta para discutir los límites morales de la tecnología y sus usos, un clásico de “el fin justifica los medios” que se nos suele dar en este género, se resuelve absurdamente rápido y nos deja con la miel en los labios y con preguntas sin resolver. Una auténtica lástima que el estudio parezca asustarse de una trama tan ambiciosa y quiera cerrarla lo antes posible.

Cualquier tiempo pasado nos parece mejor
Pero para equilibrar esto tenemos las historias secundarias, unas que no parecen tener conexión alguna entre el plan malvado de controlar a la humanidad y el bando contrario de rebeldes (llamados los Olvidados). Ahí se nota dónde brilla la calidad narrativa del estudio, dándonos personajes con situaciones concretas con los que conectar y a los que pillar cariño. Pudiendo juzgar a estos personajes y decidir su futuro.
Por desgracia esto que tanto me ha gustado parece caer sin sentido en un título tan corto como este, que alcanza las dos horas de duración. Es lógico que en un título largo con una narrativa compleja necesitemos momentos como estos, para descansar un poco y sentir el mundo algo más vivo. Aquí, aunque se agradece, sólo sirven para restar importancia a la trama principal y rellenar horas. Es una auténtica pena ver a un estudio tan asustado de su propia obra, aunque se note que tienen buenas ideas y ganas de ponerlas en uso.

Volver la vista atrás es bueno a veces
Don’t Forget Me nos ofrece un sistema de juego a medio camino entre el point & click y la aventura textual y conversacional. En algunos momentos controlaremos a Fran y la moveremos por los escenarios, pudiendo interactuar con varias cosas. No hay un sistema de inventario como en cualquier aventura gráfica al uso, pero eso es porque el grueso del gameplay se basa en encadenar recuerdos.
Aquí se nos abre una interfaz distinta, emulando el sistema de encriptar recuerdos de Bernard. Podremos ir enlazando burbujas de memoria mediante palabras que evoquen personas, momentos o emociones concretas del paciente con el que estemos tratando. Esto suele llevarnos por distintos caminos, que nos dan acceso a partes de un recuerdo. Una serie de piezas que podremos ir uniendo para descubrir toda la verdad tras las acciones de estos personajes que vendrán a la clínica.

Es un sistema genial que te tiene pensando lo suficiente para que no te aburras pero que nunca llega a ser desesperantemente difícil. Yo he disfrutado mucho estrujándome los sesos usando palabras que veía en cada recuerdo para seguir avanzando o descubrir todos los secretos.
A pesar de lo genial del sistema, he echado en falta sistemas más elaborados fuera de la máquina de recuerdos. Algo más acorde con la aventura gráfica que no se quedase en mirar un par de cosas y ya. Debo señalar la posibilidad de interactuar con Twitch, una opción que permite al chat de tu canal participar en la historia en una especie de mente colmena para ir avanzando, una extensión muy divertida de usar para los directos pero que no aporta nada más.

Cada día tiene diferente color
Artísticamente Don’t Forget Me clava todas las bases del cyberpunk con un buen estilo pixel art, pero que no llega a ser de los mejores que la escena indie ha ofrecido y mostrado. Cumple con su cometido siendo sencillo, pero con escenarios llenos de detalles, y hay escenarios bonitos, pero ya está. No vamos a ver nada nuevo e innovador, pero tampoco lo esperamos en algo cuya estética nos gusta a casi todos.
Los eternos cielos nocturnos o llenos de nubes por la contaminación, los neones azules y rosas como única iluminación y un montón de cachivaches de aspecto tecnológico serán nuestros acompañantes durante la historia. Pero sigo con esa sensación de que se podría haber hecho más con este aspecto del título, viendo lo que han conseguido otros estudios también pequeños. O quizás empiezo a cansarme del estilo.
Pero lo que debo alabar es su elección para la música. Una banda sonora de jazz sonará mientras investigamos esta conspiración distópica y dios, que bien le sienta a ese juego. Si te gusta el género como a mí, lo vas a disfrutar muchísimo. Y si no eres fan pues al menos tendrás algo tranquilo que escuchar mientras te sumerges en la historia.

Mirar hacia delante es vivir sin temor
Don’t Forget Me es de esos pocos juegos que deberían alargarse más para poder llegar a una conclusión satisfactoria, una que no parezca apresurada. Tenían a los personajes interesantes, la mecánica capaz de entrelazar historias y una buena premisa para hablar nuevamente sobre los límites morales de la tecnología y sobre si todo vale con tal de conseguir la paz.
Hay una muy buena base aquí por parte de The Moon Pirates, pero les ha dado miedo meterse en camisa de once varas…después de haberlo hecho. Se han pasado de ambiciosos con la historia y han intentado recular con unas buenas secundarias. Podrían haberse centrado más en los recuerdos y en el día a día de la clínica sin meter la conspiración de por medio y podría haber sido un juego igualmente interesante, pero sin esa sensación de faltarle algo.
Estoy deseando ver que nos trae este estudio en el futuro y espero que su primer título venda bien, porque es muy recomendable y cortito.