(Este artículo contiene spoilers sobre The Legend of Zelda: Link’s Awakening)
Han pasado casi 35 años desde que advirtieron al pixelado Link de que ir solo era demasiado peligroso. Sobre todo si tenía intención de afrontar las adversidades que estaban por llegar durante toda la saga. Todos estos años han servido para vivir cientos de aventuras, y con la llegada en 2017 de The Legend Of Zelda: Breath Of The Wild, la saga obtendría una nueva juventud que llevaría a la franquicia a asentarse fuertemente en el mercado, creciendo aún más la leyenda.
Con la recepción tan positiva tanto por parte de la crítica como de los usuarios, todos nos olíamos cual podría ser el siguiente movimiento por parte de Nintendo con la saga. Cosa que se confirmó con el anuncio de la secuela directa de Breath Of The Wild.
Pero mientras esperamos todo esto, antes hubo un tráiler que nos pilló por sorpresa a la mayoría. Regresaba la fórmula clásica de la saga, con el anuncio del remake de The Legend of Zelda: Link’s Awakening. Un juego que se había visto siempre opacado por el estruendoso ruido que hicieron otros títulos. La magia de A Link to the Past, la revolución de Ocarina of Time, la sorpresa de Wind Waker o la ambición de Breath Of The Wild…
Pero para mi este título que se catalogó como una entrega pequeña para la saga, incluso cuando un joven Takashi Tezuka, estaba ideando el título, tiene un gran mensaje, que personalmente, me hizo ver tras la máscara vacía que siempre ha sido Link. Un reflejo que muestra cual es el precio que puede tener el deber del héroe.
Dejando a un lado el tema de la cronología con pinzas que tiene montada Nintendo con la saga, ya eran tres entregas donde Link con su espada y nuestra compañía, salvaba el reino de Hyrule y a la princesa Zelda. El título de héroe era cada vez más pesado para sus espaldas, obteniendo gran fama por parte de los jugadores y la cultura general. Una fama que a todos se nos había vendido de la manera perfecta. Un crío que que encuentra esa espada, objeto mágico o cualquier cosa que fuera el detonante para dar comienzo a una magnífica aventura que tanto habíamos soñado. Pero, ¿ qué pasa cuando salvas al reino y no hay celebración?, ¿Dónde esta el beso de la persona que ayudamos y el enamoramiento mutuo?…
Sin rumbo por el mar

Link’s Awakening fue el pionero en la saga en llegar a una portátil, la Game Boy. Continuaba con ese regreso de identidad que impuso The Legend of Zelda: A Link to the Past haciendo que juguemos en un mundo «abierto» que debemos explorar, repleto de mazmorras y todo desde un punto de vista aéreo. Por primera vez, se sacaba a nuestro protagonista de ropajes verde, fuera de su reciente zona de confort. Sin Trifuerza de por medio o sabios que lanzarán su poder contra el malo de turno. En esta aventura se apostó por un ambiente de buen humor y una interacción con el resto de habitantes de la isla Koholint. Creando un escenario cálido y apetecible, perfecto para Link y para nosotros como jugadores.
Como podemos ver esto no es otra historia más de la saga donde solo se ve un poderoso enemigo que amenaza con la tranquilidad de la gente de bien. Aquí nos vamos parando poquito a poco y de manera breve con toda esa gente. Vamos entrando en las redes del día a día de todos, con nuestra premisa clara pero parando por el camino. Quizás paramos porque un hombre se ha transformado y no sabe que hacer para volver a ser humano, una señora ha perdido a su mascota, por una cadena de intercambio de objetos o incluso una cita. Dibujándose tras nuestros pasos un camino intrépido, con toques cómicos y lleno de aventuras.
El telón de la felicidad
Takashi Tezuka hizo una excelente trabajo en el título, reflejando que ser un héroe al final de la aventura, no le ha favorecía siempre a Link. Todo lo que formaba una base sólida para él y se había convertido en su nueva vida, debía de desaparecer para salvar al Pez Viento. Nunca había pasado que llevar el título del héroe a las espaldas pesará tanto a nivel sentimental. Un factor humano que nos llega a nosotros como jugadores y empezamos a recibir sentimientos encontrados a través de una historia simple y con un personaje que siempre había estado vacío.

Link’s Awakening me demostró ser mucho más que la batalla ente Link y la pesadilla. Es la lucha interna del personaje entre su vida perfecta, junto a una persona tan especial como Marin, y el saber que eso no sería lo correcto. El héroe que luchaba por salvar todo un reino ahora era un nuevo vecino en una pequeña aldea. Un lugar donde sus habitantes y las alegres tonalidades musicales que hay en cada esquina, le brindaban a Link un felicidad pura.
Y en el centro de todo está Marin, esa personificación que se volvió tan especial y cercana. Sensaciones que como jugadores empezamos a sentir con Zelda, pero que nunca se habían cumplido. El resto podría dar igual, todo lo demás se podría dejar pasar porque el significado de «todo» ahora tenía un sólo sentido.


Todo le va bien a él, pero su alrededor se desmorona. Los monstruos en la isla están cada vez más violentos e inquietos al notar la presencia de Link como la amenaza que los puede hacer desaparecer. Al intentar dar solución a estas amenazas, nuestro protagonista descubre la situación que tiene atrapado al Pez del Viento en un sueño eterno.
Si fuese una gaviota, ¡Me encantaría volar tan lejos como pudiera! Si lo deseo al Pez del Viento, ¿me pregunto si mi sueño se haría realidad?
-Marín.
Esto le trae tristeza y dolor. Todo le va bien, pero como ya hemos aprendido en más de una ocasión, pasarán cosas malas cuando no hacemos las cosas bien. Dejando al mal campar a sus anchas porque no conviene desestabilizar nuestra zona de confort. Pero todo esto iría en contra de los principios que representa Link, sobre todo ante nosotros como jugadores. Una vez más toca surgir como un héroe anteponiendo las necesidades de otros a las suyas.
Un símbolo de esperanza
Para muchos los videojuegos pueden ser una tontería, una manera de perder el tiempo o cosas de críos. Pero para mí, personajes como en este caso, Link, Me transmiten ese enlace o reflejo que me gustaría representar en la vida real. Me inspira para ser mejor persona, a levantarme día a día e intentar hacer de este mundo corrupto y cruel, un lugar mejor para todos nosotros. Acciones como estas nos deberían inspirar a saltar cuando veamos que algo no es lo correcto, aunque nosotros estemos seguros.
Podemos llevar este tipo de gestos a cualquier ámbito como en el colegio, en el trabajo, en el parque o incluso en nuestra propia casa. De esta forma, al igual que Link fue el salvador del Pez del Viento, nosotros podemos ser los héroes de muchas otras personas.
