Hará cosa de un mes me tragué el vídeo de Brainwash Gang enseñando sus futuros títulos. El más cercano a salir era este Nongunz: Doppelganger Edition, y algo en sus pixeles en blanco y negro salpicados de naranja me llamó la atención. O quizás fue el hecho de que parecía tratarse de un roguelike frenético y exigente. Sea lo que sea, me sentí atraído por este título, el cual es una edición de aquel que se estrenó hace 4 años en 2017.
No jugué la versión original, pero sé que en esta se han añadido varias cosas, el modo multijugador, parches y un modo Arena que expandirán aún más las horas de juego de este sencillo, pero resultón título.
El más rápido del huesudo oeste
Sin un solo texto a la vista, Nongunz nos guía por su mundo de una manera más visual, ofreciéndonos un tutorial mediante un cuaderno lleno de garabatos que iremos comprendiendo conforme juguemos. No hay historia, sólo ambientación. Una ambientación fuertemente inspirada en el western pero tirando por unos derroteros más macabros y tétricos. Ser de hueso contra seres de piel, protagonista esqueleto contra oleadas de enemigos grotescos que se retuercen de un lado para otro de los escenarios con colores naranja, azul o verde en función de lo fuertes que sean.
Morir y volver a empezar, conseguir puntos para perderlos en un combate tonto o para invertirlos en mejoras temporales que también podremos perder. Nongunz parece recrearse en el hecho de que todo lo que hacemos no es más que una pérdida de tiempo, y lo refuerza mediante su meta interfaz.

Te juegan a ti
La primera vez que intenté salir del título me encontré con una sorpresa que hizo saltar mis alarmas. No estaba fuera, ahora encarnaba a un personaje que hasta ese momento había estado sentado en su silla jugando a Nongunz. Podía manejarle para desplazarlo por su habitación y llevar a cabo algunas tareas: tocar el ukelele, caminar en una cinta, mirar por un telescopio, dormir (saliendo del juego de verdad) o introducir un código en una caja.
Todo esto me pilló por sorpresa. Me di cuenta de que al caminar en la cinta el reloj de la habitación se movía más deprisa, así que asumí que el tiempo pasaba más rápido, pero para qué. Muchas incógnitas me surgieron en un solo instante, por lo que senté de nuevo al personaje en la silla y jugué.

Más ciclos de combatir y morir, ganar cosas y perderlas todas de golpe al fracasar, en un constante intento por llegar a un final. Pero nada de esto tiene sentido, estoy sentado frente al ordenador, manejando a un tío sentado frente a su ordenador jugando.
Intentar aumentar unos números mientras me sumerjo en una espiral de violencia, con el único propósito de demostrarme a mí mismo que puedo ser mejor. Pasando todo el rato por ese monumento central que nos sirve como terminal de mejoras, con un ominoso DULCE BELLUM INEXPERTIS, que al traducirlo según Google significa “La guerra atrae a quienes no la han vivido”.
Brainwash Gang decide arriesgarse a criticar esta vorágine de violencia sin sentido que ellos mismos han engendrado, dejándote claro que nada de esto tiene sentido, que es sólo un juego. La violencia nunca tiene sentido. De hecho, el juego te ofrece una alternativa curiosa para conseguir puntos, pero eso lo trataremos en el siguiente apartado.
Recursos de hueso
Como ya he dicho, conseguimos puntos durante el juego. Disparando, matando enemigos, haciendo combos de acabar con dichos enemigos o liberando rehenes que nos otorgarán puntos de manera constante sin que hagamos nada. Esto último introduce la mecánica más curiosa del juego, el modo idle.
Podremos conseguir puntos dentro de Nongunz o en el mundo del monigote rosa. No tenemos que hacer nada, de hecho, al ponerlo a caminar en la cinta, el tiempo pasa más rápido, por lo que obtenemos más puntos al volver a entrar al juego. El título nos da una opción no violenta de conseguir puntos, pero esos puntos sólo nos sirven para adquirir mejoras para las armas o las calaveras, así que tenemos que volver al ciclo de matar, morir, repetir, hasta que nos sintamos vacíos.
Los puntos son la gran mentira del juego para tenerte enganchado, en busca de más. Los jugadores somos adictos a los números grandes, y en Brainwash Gang lo saben.

Combatiendo a la carne
El gameplay de Nongunz es sencillo, pero tremendamente satisfactorio y difícil de dominar. Podremos disparar, saltar, rodar y deslizarnos por el suelo. Combinando varios de estos movimientos obtendremos formas más óptimas de eliminar enemigos, de desplazarnos por el escenario o para ambas.
Todos los escenarios son generados proceduralmente, y aunque no hay mucha variedad de enemigos, no termina de hacerse aburrido por lo rápido y frenético de la acción. Eso, sumado a la amplia variedad de armas y calaveras, hacen que el juego se mantenga fresco durante horas.
Sin entrar en detalles respecto al arsenal, desde el comienzo tendremos una pistola de usos ilimitados, pero bajo daño. Podremos alternarla con alguna otra arma que encontremos, desde escopetas hasta francotiradores, pasando por rifles y armas cuerpo a cuerpo. Esto podremos combinarlo con las calaveras, herramientas que usaremos de cabeza y nos darán diversas habilidades. Todo esto tiene un uso limitado, por lo que tendremos que gestionar bien estos recursos tan valiosos (los cuales perdemos al morir).
Pero lo más interesante de todo es la gestión de la salud. Nongunz te invita a lanzarte a la acción porque matar enemigos aumenta un combo que te da más puntos cuando finalizas y porque te cura un pequeño porcentaje de la vida. Y creedme, se pierde mucha vida. Ya sea por los ataques enemigos, torpeza nuestra, los obstáculos del escenario o la apertura de cofres, nuestra salud bajará varias veces.
Y sí, abrir cofres (que contienen mejoras) nos quitará un porcentaje de vida. Lo bueno es que esas mismas mejoras podremos romperlas para recuperar salud, quizás más que la perdida, quizás menos, quizás lo mismo.
Todos estos sistemas hacen que volver a estamparse una y otra vez en la Catedral sea hasta divertido.

Lo nuevo en el viejo mundo
Esta Doppelganger Edition trae consigo mejoras y añadidos al título de 2017. Además de un modo multijugador muy bien integrado que puede estropearte las partidas igual que mejorártelas, tendremos acceso a la Arena.
La Arena es un edificio que se encuentra a la izquierda, en el lado opuesto de la Catedral. En este sitio nos enfrentaremos a hordas de enemigos en escenarios nuevos y cambiantes. Es todo un reto llegar hasta el final, pero los puntos y mejoras que consigues bien lo valen.
Nongunz es un juego exigente, y estos dos nuevos modos sólo han servido para señalar este hecho. Es un juego difícil que te hará desesperar en más de una ocasión, pero al que querrás volver.
Píxeles del huesudo oeste
Artísticamente Nongunz entra en ese terreno de te encanta o lo aborreces. Personalmente tardé un poco en acostumbrarme a su ausencia casi total de colores, pero con el tiempo me ha gustado. Ese pixel art tan estilizado y detallado, esos diseños tan macabros y repulsivos…todo dota de una gran personalidad a este juego. El hecho de que los colores indiquen mayor poder logra hacer que veas el valor de las cosas a simple vista. Entra muy bien por los ojos si eres fan del pixel art y de lo ligeramente grotesco, pero es comprensible que no será santo de devoción de todo el que lo vea.
Por desgracia sonoramente no ha logrado convencerme. Empieza bien con esa música reminiscente del western, pero tras varias horas de escuchar la misma pieza todo el rato y el ruido tan molesto que haces al disparar, te dan ganas de silenciar el juego y ponerte otra música para descansar un poco los oídos.

Volviendo a la tumba
Nongunz es un juego difícil plagado de enemigos sencillos, no demasiado fuertes y con patrones muy simples. La dificultad radica en esa constante gestión, en esa limitación. Espacios cerrados plagados de enemigos en los que debes maniobrar como puedas, mejoras que pueden quitarte vida al adquirirlas, pero recuperarla al perderlas o el uso limitado de mejores armas y calaveras. Todo esto hace que estés dándole a la cabeza constantemente, mientras luchas por evitar que te den y te maten.
Puedes jugar sin pensar demasiado, únicamente por echar un par de partidas y conseguir puntos y mejoras que llevarte fuera de la mazmorra principal. O puedes jugar a llegar lo más lejos posible, agotándote mentalmente. Es casi imposible jugar varias horas a este título, y sin embargo tiene ese encanto que te hace volver una y otra vez a sufrir en esas angostas salas. Un título muy recomendable a los amantes de los roguelike y que busquen un desafío de los grandes.