Adoro la animación como forma de expresión artística y medio para narrar historias. Permite contar las cosas con muchísima flexibilidad y mediante imágenes que difícilmente se podrían lograr en el cine convencional. Ember Lab es un estudio que se ha dedicado a esto desde 2009 con unos muy buenos resultados. Es por eso que su salto al videojuego con Kena: Bridge of Spirits ha servido como un buen ejemplo de lo que son capaces de hacer en este nuevo medio.
Es cierto que el título no es perfecto, pero hay que aplaudir lo competente que es en prácticamente todos sus aspectos para ser el primer juego de este estudio y lo sumamente hermoso y disfrutable que es.
Peregrinaje a la montaña
La historia de Kena: Bridge of Spirits no es ninguna reinvención de nada, ni pretende ser una revolución. No, la historia es sencilla, pero está plagada de matices y emociones a lo largo de su recorrido. Coloreada aquí y allá con personajillos entrañables a los que pillar cariño. He disfrutado con lo que Ember Lab pretendía contarme y las fantásticas animaciones y preciosos entornos han ayudado mucho a que esto sea posible.
Kena es una joven guía espiritual que está realizando un peregrinaje al templo de la montaña. Por el camino se topa con un espíritu que se ha corrompido y está envenenando el bosque. A partir de aquí tenemos nuestra premisa y al antagonista, lo cual pondrá las bases para los combates a los que tendremos que hacer frente. La historia de Kena gusta, entra muy bien y parece tener un paralelismo del que ya hablaré, pero no termina de casar con su gameplay.
Gameplay para justificar el juego
Se nota de dónde viene el estudio y a qué están acostumbrados. Las cinemáticas hacen gala de todas las herramientas narrativas que Ember Lab puede usar. Los planos, las animaciones, los pequeños detalles…todo narra en este título. Sin embargo, a la hora de introducir el gameplay algo no termina de cuadrar. No es que choquen del todo, no es que se estorben, sencillamente parece que están pensados como entidades aparte. Tenían claro que querían un juego de acción y aventura, y que pretendían contar esa historia, por lo que crearon Kena así. No me quiero poner exquisito al respecto, sólo señalar una desconexión extraña entre una guía que ayuda espíritus y esta chica guerrera que revienta espíritus a golpes de bastón y armas espirituales.
Pero eso es algo menor que puede molestar a un quisquilloso como yo. Lo importante es el paralelismo con la vida real que he creído sacar del título. En el mundo de Kena, los espíritus que no van al otro lado pueden corromperse y volverse malvados, contaminando con veneno sus alrededores y volviendo hostiles a otros espíritus. Esto me ha parecido un reflejo de lo que ocurre con las personas cuando pierden a un ser querido y se aferran a su recuerdo en vez de seguir con sus vidas.
Creo que muchos hemos perdido a personas importantes, pero no todos somos capaces de seguir hacia adelante. Los que no pueden terminan envenenando su alma con dolor, tristeza e incluso ira. Este veneno que les corroe puede terminar por influir en su relación con el resto del mundo. Algo muy parecido a lo que sucede con los espíritus que permanecen en Kena. El título parece querer enseñarnos que el mundo sigue, la vida continúa y a los muertos hay que dejarlos ir y descansar.

A bastonazo limpio
El punto en el que más se hace notar que es el primer título del estudio es el gameplay. No es para nada malo, ni mucho menos. De hecho, no es repetitivo como pensaba que sería. Es divertido, ágil y con una profundidad que se va abriendo conforme juegas. El título es entretenido de jugar en combates y cuando exploras. Pero no todo es de color de rosa, hay un gran “pero” en forma de bosses finales.
La curva de dificultad de Kena es, cuanto menos, irregular. Puedes pasar enfrentamientos enteros sin que te toquen un pelo que cuando llegas a un jefe te va a machacar. De hecho, si te descuidas, algunos enemigos normales lo harán también, debido a la enorme cantidad de daño que te infligen. A todo esto hay que sumarles unas hitbox un tanto extrañas, un timing para los parrys de lo más exigente, una esquiva que funciona a veces y una curación muy limitada. Elementos removidos en un cóctel que puede llegar a frustrar al más pintado.
Kena tiene bastante que pulir en cuánto a su dificultad. No es malo que un juego sea difícil, pero es malo que sea injusto. Cuando un boss te pega, quitándote la mitad de la vida con ese golpe, y sólo tienes dos posibilidades de curarte, fastidia. Cuando esa curación pierde su valor porque cura siempre la misma cantidad, aunque tu vida aumente, pues fastidia aún más. Ataques enemigos que no te dan de verdad pero que el juego dice que sí, agarres que te atrapan aunque estés lejos y mecánicas mal pensadas hacen que los jefes sean un dolor de cabeza en lugar de un desafío interesante. Y no todo es malo, algunos son hasta divertidos, y el hecho de que cada uno tenga su propia mecánica hace de cada enfrentamiento un mini puzle que te tiene pensando. Pero esto pierde algo de valor cuando suceden cosas como las que he dicho.

Explorando con los rots
Ah, pero cuando no peleas y exploras, ahí sí disfrutas. No es que sea el plataformeo más intenso de los videojuegos ni un mundo vasto y enorme, de hecho es más bien pasillero. Pero tiene dos cosas que le dan mucha vida, unos entornos preciosos y mimados al detalle y la existencia de los rots. Estos adorables espíritus que iremos rescatando por el mundo para que se unan a nuestro ejército (destructor) adorable podrían parecer una excusa para vender peluches. Pero son útiles en todos los aspectos del título y tienen hasta personalidad. Los podremos usar para combatir, dándonos acceso a habilidades muy espectaculares, y para la exploración. Podrán mover objetos de un lado a otro, reparar el daño en los escenarios, etc.
Los rots son útiles, son monos y te hacen muchísima compañía. Desde que los ves formando fila detrás de ti hasta cuando entras en una casa y los ves a cada uno colocado en algún lado, sentados, tumbados en una olla o jugando con alguna cosa. No pensé que fuesen a gustarme tanto estos bichitos, pero son sin duda lo mejor que me llevo de este título.
Pero me he ido por las ramas, exploración. Esta nos servirá para encontrar sitios en los que meditar, lo que aumentará nuestra salud. Podremos reparar elementos en los escenarios, siendo recompensados con karma o cristales. Encontrar cofres o cajas que podrán contener karma, cristales, o lo más importante, sombreros para los rots. Sí, desbloqueamos decoraciones para nuestros amiguitos que nos permitirá customizar a nuestro gusto a cada uno de los componentes del ejército adorable.
El progreso de Kena
Tenemos dos tipos de moneda, el karma y los cristales. Los segundos sirven únicamente para comprar sombreros de rots. Esto podría molestar a algunas personas ya que sólo tiene ese uso, pero a mí me encanta. El karma por su parte es lo que nos permitirá subir de nivel las habilidades de Kena, desbloqueando nuevos ataques y mejoras. Esto depende también de la cantidad de rots que hayamos rescatado, ya que nos irán subiendo de nivel y dándonos acceso a más puntos del árbol de habilidades. Con esto el título premia que explores y consigas más karma para poder aumentar el poder de tu personaje y que esto te ayude con los (muy) complicados combates.

Un mundo maravilloso
Kena: Bridge of Spirits es el juego 3D más bonito que he jugado en mucho tiempo, y eso es así. Su apartado artístico es de sobresaliente. Ember Lab sabe perfectamente lo que hace creando un estilo cartoon precioso que te entra por los ojos y te da ganas de usar el modo foto cada tres pasos. Y no es sólo que los entornos sean bonitos. Los diseños de personajes son fantásticos, sus animaciones están mimadas al más mínimo detalle y todo es colorido y agradable. Y esto es en contraposición con los enemigos, con colores más oscuros y agresivos, con diseños lejos de lo adorable, pero con animaciones igual de cuidadas que el resto.


Kena es una demostración de buen gusto y saber hacer. Entra por los ojos y por los oídos con su banda sonora y un buen doblaje. Aunque por desgracia no esté doblado al español, sigue siendo una maravilla poder escuchar a los personajes hablar. No quiero hablar demasiado de esto porque creo que una imagen vale más que mil palabras.

El final del peregrinaje
Kena: Bridge of Spirits es un buen juego. No es perfecto y tiene cosas importantes que pulir, pero es un buen juego. Uno muy disfrutable y competente, que pone en pie una gran promesa de lo que Ember Lab es capaz de hacer. Si se deciden a lanzar un Kena 2 o sencillamente otro título, estaré ahí expectante a ver que nos traen. Porque Kena me ha enamorado, me ha sabido llevar por su historia y ha logrado que quiera un peluche rot. No es perfecto, pero es hermoso, emotivo y nos deja un mensaje importante sobre la muerte. Recomiendo muchísimo este título a cualquiera que le gusten los videojuegos o las películas de animación. No os vais a arrepentir.