Inicio Análisis Oxide Room 104, terror a la española lleno de calidad y grandes ideas – Análisis PC

Oxide Room 104, terror a la española lleno de calidad y grandes ideas – Análisis PC

El terror y el gore se dan la mano con una magistral ambientación e ideas innovadoras

Por Daniel Jimenez

Los juegos de terror en primera persona son de esos que parecen haber vivido ya toda clase de iteraciones, que parecen haberse quedado sin ideas tras el decimoquinto Five Nights at Freddies y todos sus derivados. Los clones de P.T. y un sinfín más que surgieron a raíz del éxito cosechado por Amnesia, son más ejemplos de este tipo de juegos repetitivos basados en crear una suerte de tren de la bruja sin más intención que hacer que saltes en la silla. Oxide Room 104 corta con todo esto y decide aventurarse creando una ambientación única y sirviéndose de una atención al detalle que ayuda a sumergirte aún más en su terrorífica y grotesca historia. Y que contento estoy con esto.

Matt, despierta

Oxide Room 104 nos pone en la piel de Matt, alguien con un misterioso pasado que, tras llegar a un motel debidamente mugriento y destartalado, es atacado y despierta en una bañera, desnudo y sin saber que ha sucedido. A partir de aquí comienza una auténtica locura de viaje en el que morir será parte del proceso para descubrir la historia.

Soy bastante fan de lo que han hecho con la narrativa aquí, y aunque hacen uso de las notas que nos aclaran cosas del pasado (algo que detesto bastante) la brevedad de las mismas las hace algo más llevaderas y siempre ayudan a arrojar algo de luz al asunto, aunque esa luz no llegue hasta algo más tarde. La historia cuenta con varios finales, por lo que esto sumado a su corta durabilidad lo convierten en un título muy rejugable.

La historia se podría dividir en dos segmentos, el que vemos mientras estamos vivos y el que descubrimos al morir en partida. Si llegamos a morir demasiadas veces de hecho, obtendremos un final malo, pero es posible que descubramos más acerca de la verdad de lo que está sucediendo. Esto permite que cada jugador tenga una experiencia única con respecto al título, pudiendo descubrir más o menos cosas en cada partida. Y qué de secretos y misterios envuelven al motel en el que se encuentra la habitación 104. Es un gustazo ir desvelándolos todos mientras el vello de la nuca se nos eriza por culpa de lo grotesco y terrorífico que es todo.

La muerte es algo que forma parte del proceso de aprendizaje, algo que es parte de nuestro ciclo vital, el siguiente paso que se da cuando ya no se dan más pasos, y Oxide Room 104 hace hincapié en esto.

Matt despertará totalmente confuso y desnudo. Pero no sabe la que le espera.

Disparando a ciegas, muriendo a ciegas

Jugablemente el juego puede ser algo tosco. Pero en Wild Sphere son un equipo muy muy pequeño, por lo que es bastante razonable que a los mandos pueda ser algo durillo de vez en cuando. Es cierto que el combate puede renquear un poco aquí y allá, pero se perdona todo por la atención al detalle y por crear todo el motel como si fuese una enorme scape room.

Aunque tengamos encontronazos con monstruos de lo más horribles, salidos de nuestras peores pesadillas, no tenemos por qué encararles siempre. Huir es la mejor opción en la gran mayoría de los casos debido a la escasez de los recursos (y de tamaño del inventario) de los que disponemos. Y porque es más importante resolver los puzles que encontramos repartidos por el motel.

Morir no será el final, pero tendrá consecuencias inesperadas. Tras despertar otra vez desnudos y en una bañera, nos encontraremos cara a cara con el doctor, el cual tras un breve discurso revelando pequeños trozos de información acerca de lo que pasa, se pondrá manos a la obra con una cirugía algo gore. Tras esto despertaremos en la 104, en nuestra familiar bañera, pero ahora las cosas serán distintas.

Disparar a estas criaturas no será siempre la mejor opción, pero entendamos que queráis vaciarles el cargador.

Puzles y cambios

Cada vez que muramos, estemos con el doctor y volvamos a aparecer en la 104, todo habrá cambiado. No serán cambios muy bruscos, estarán más en los detalles. De repente todo parecerá más desgastado, más terrorífico, peor. Algunos puzles estarán ya resueltos y podremos avanzar, otros habrán sufrido modificaciones y algunos objetos necesarios habrán cambiado de ubicación. Todo resultará familiar, pero con ese toque justo para que nuestra cabeza de vueltas, incómoda, sobre que sucede.

Como ya he dicho, para mí el punto fuerte del juego está en su planteamiento como una enorme scape room. Deberemos encontrar los objetos necesarios para ir avanzando hasta poder llegar al final. Esto se hace más llevadero al no encontrarnos con obstáculos especialmente complejos y por la aparición ocasional esas cosas (por no volver a llamarlos monstruos) y algún que otro QTE que le viene genial para dar algo de ritmo al asunto.

Paciencia, nervios de acero y una enorme curiosidad serán nuestras auténticas herramientas para desentrañar lo que está sucediendo en este motel que parece tener vida propia.

El doctor no es nada majo, de hecho no nos da una piruleta cada vez que acabamos una sesión con él. Pero nos da información.

Pesadillas motelescas

Wild Sphere es muy consciente de sus limitaciones, equipo pequeño e indie con prácticamente 2 personas haciendo el trabajo. Esto obviamente se nota, los modelados de los seres humanos se ven feuchos y las animaciones son toscas. Pero es lógico y normal, ahí no reside su encanto. Su ambientación es que logra atraparte, y sí, hay assets repetidos por todo el motel, pero es que los moteles son así, habitaciones idénticas unas a otras. Aquí por lo menos cambian en pequeños detalles cada vez que volvemos a ellas tras morir, y logran sacarte un poco de la rutina a la que te acostumbras tras ver la misma habitación varias veces.

Los juegos de luces y sombras, los modelos grotescos de nuestros monstruosos enemigos y esa pequeña atención al detalle que no dejo de mencionar, hablan maravillas de las ideas que tienen desde Wild Sphere, atreviéndose a apostar más por ambientar el terror de manera que te mantenga tenso a sencillamente plantarte seres feos que te den un susto. Esto se ve reforzado también por el apartado sonoro.

El doblaje al español es bastante bueno, especialmente el del doctor, el cual se sale en cada línea que nos regala. Y se nota que saben lo que hacen, el audio es uno de los apartados más importantes a la hora de traer terror a la gente, y aquí lo cuidan con suficiente mimo para que cada cosa que escuches provoque que un escalofrío te recorra el cuerpo.

El motel pasa a ser casi otra entidad propia que jugará con nosotros enredándonos en su genial ambientación.

¿Escapando del motel?

Wild Sphere tiene ideas sensacionales sobre cómo manejar el terror y tratar de insuflar aire fresco a un género que parecía bastante estancado. Desde España no dejan de hacerse títulos indie de terror que tienen ideas muy buenas e innovadoras para poner sobre la mesa en cuanto a generar atmósferas terroríficas. Y sobre todo, se alejan del jumpscare facilón (que sigue habiéndolos obviamente). No podría estar más encantado con Oxide Room 104, y esto me hace preguntarme que podrían hacer equipos como el de Wild Sphere de contar con más presupuesto y equipos algo más grandes. Qué clase de maravillas podrían ofrecernos a nivel creativo.

Si sois fans del terror y os gustan las historias que os dejarán pensando en todos y cada uno de sus misterios, si no sois muy delicados con la cantidad de sangre en pantalla y con un par de amputaciones sin importancia, Oxide Room 104 es sin duda alguna un juego que no podéis perderos.

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