Hacer videojuegos es una de las tareas más complejas en las que alguien en el mundo creativo puede embarcarse. Es por eso que el hecho de que AweKteaM haya decidido lanzarse a la aventura con un título como Tower Princess que intenta despuntar en un género tan explotado hoy en día como el roguelite (y con nombres tan titánicos entre sus filas) es digno de admirar. El pequeño estudio indie español ha hecho lo que ha podido, y si bien el resultado final no está todo lo perfecto que me hubiese gustado, las bases y las buenas ideas están ahí, y eso es digno de aplauso.
Princesas, dragones y otras bestias
Encarnando a un caballero (caballeros) tendremos que rescatar a una princesa (princesas) que ha sido encerrada por un malvado dragón (sí, un dragón, no varios). Con esta sencilla premisa y el montón de cadáveres de otros caballeros amontonados al lado de la entrada, Tower Princess nos plantea su narrativa. Ve, pelea contra los monstruos, vence al dragón, salva a la princesa y felices para siempre. Todo esto aderezado con bastante humor en sus diseños de personajes, diálogos e incluso en los decorados.
Obviamente la historia no es el punto fuerte del título, ni busca serlo. Los diálogos son ciertamente chistosos en varias partes, incluso los tres bosses que hay, son de risa (aún sigo sin superar al Hechicerdo) y esto es lo que más vidilla le da al conjunto, lo sinvergüenza y socarrón que puede ser consigo mismo. Esto se puede notar en las animaciones de los personajes, exageradamente elásticas o en los diseños de enemigos que deberían ser amenazadores y sin embargo se quedan en una exageración ridícula de lo que debería ser, pongamos, un caballero negro aterrador.
El humor y algunos de sus diálogos, logran salvar un poco una historia por lo demás simple y que ya conocemos de muchas otras veces antes. No es la primera princesa que salvamos, y el juego lo sabe.

Escalando la torre
Vayamos al punto importante, donde el juego brilla y se estrella a la vez, la jugabilidad. Primero quiero aclarar que Tower Princess ha sido creado por un estudio muy pequeño, con recursos limitados, que se ha ido haciendo poco a poco. Por lo que es de esperar que haya cosas en lo jugable que chirríen.
Los controles no son malos, es decir, son sencillos y funcionan. Tiene un botón de salto, uno de esquivar, uno de atacar y la cruceta para usar objetos (y una combinación de botones para dejar cosas en el suelo). Hasta aquí, lo básico. Si eres un espadachín tendrás un combo de tres espadazos, el cual será siempre el mismo y si eres mosquetero, dispararás hasta quedarte sin balas y empezarás a recargar automáticamente.
Y es ahí donde veo un gran problema. El espadachín es algo soso de usar tras unas cuantas rondas de partida con él, nada cambia en su gameplay exceptuando que te toque por azar un caballero pesado o ligero, en cuyo caso la diferencia será la velocidad a la que se mueve y los golpes que aguanta. Pero a nivel de gameplay todo sigue igual, tendrás tus tres golpes de espada y tus esquives, ya. Al menos puedes desbloquear un par de habilidades especiales que logran darle algo de vidilla al asunto, pero son tan tediosas de conseguir que duele un poco que no haya más variedad y sean más fáciles de adquirir.
En cuanto al mosquetero, su principal problema es la recarga. Si bien disparar a enemigos hasta que mueran no es lo más apasionante, al menos tienes libertad para ir saltando, moviéndote o poniéndote creativo sobre como atacar a ese enemigo. Pero la recarga es otra cosa. Es lenta, y solo se activa si te quedas sin balas o si dejas de disparar durante un segundo para que el personaje recargue solo. Alguna mecánica de recarga activa habría venido genial para darle algo más de dinamismo y chispa a la jugabilidad de esta arma.

¿Rescatando? Princesas
El eje central del juego y el que ha logrado mantenerme más pegado a la pantalla han sido las princesas. Ofrecen un toque extra a la jugabilidad, ya que cada una tiene una habilidad especial que nos ayudará de distintas formas. Pero lo que es mejor, es que cada una de esas habilidades casa con la personalidad de la rescatada o rescatado en cuestión. La princesa humana es una consentida caprichosa, por lo que su poder consiste en mandarte matar a tres objetivos en un periodo de tiempo, si lo haces te recompensará con objetos aleatorios, mejores en función de cuantos objetivos hayas logrado. El príncipe vampiro puede chuparle la sangre a un enemigo y curarte un porcentaje de la vida que haya robado. Y así con todos y todas. Es todo un espectáculo ver cómo cada personaje se desenvuelve, las cosas que te van comentando conforme avanzas y sobre todo disfrutar de los diseños.

Por desgracia incluso esto se queda algo atrás, ya que algunos poderes como el de la princesa humana, son muy situacionales, es decir, vienen bien para avanzar por la torre, pero en los jefes es inútil. Y esto es un problema que arrastran varias princesas. Aun así, es realmente disfrutable interactuar con cada personaje, gracias a sus diseños únicos y personalidades bien definidas.

Roguelite sí, pero no aleatorio
Finalmente llegamos al punto más controvertido del juego. Tower Princess es un roguelite, pero no uno que tenga un mundo creado proceduralmente, esto quiere decir que no hay aleatoriedad en sus niveles. Sí, hay cosas que cambian al azar, tu personaje, por ejemplo, la distribución de ciertos enemigos, los objetos que se dropean, el lugar desde el que empiezas… Pero los niveles se mantienen. Esto al principio me parecía un acierto, disfrutar del diseño del castillo al completo, el cual no muta, sonaba bien y era un acercamiento a otros juegos fuera del género. Pero tras un par de horas de ver siempre las mismas habitaciones, con casi los mismos enemigos en ellas, terminé un poco cansado.
Porque el juego no es fácil, de hecho, peca bastante de entorpecer la progresión con requerimientos absurdos para subir los niveles de tus personajes. Tendremos que aumentar nuestra estadística de salud bebiendo pociones para curarnos, la de fuerza matando (cantidades ingentes de) enemigos y la de cartografía explorando. El problema es que para desbloquear las mejoras propiamente dichas necesitaremos además fichas, cosas que conseguiremos al rescatar a una princesa o abriendo cofres de forma aleatoria, y las princesas son limitadas. Con esto se consigue una curva de dificultad algo artificial (sin hablar de la gran diferencia de dificultad que hay entre la primera zona y la zona del jardín que es abismal). Esto provoca que los enfrentamientos sean innecesariamente largos y que un error sea castigado con mucha gravedad por lo fuerte que pegan los enemigos. No es un juego para gente a la que no le guste sufrir un poco.

Acabando con los jefes
Un punto a favor del juego es que, a pesar de ser largos, los combates contra los dos jefes de zona que hay son creativos y tienen mecánicas únicas para evitar caer en el pega, pega, esquiva, cúrate y sigue pegando. No entraré en detalles pero ambos tienen sus peculiaridades en el combate que los hacen entretenidos, aunque con el segundo se les fue un poco la mano con lo difícil que es. Lo mejor es que siguiendo ciertos requisitos, ambos bosses pueden encontrar un destino algo distinto a ser simplemente derrotados.
El problema es el jefe final. Una enorme esponja de salud con ataques gigantescos y destructivos. Cuando por fin vencí al segundo jefe, sobradamente porque iba con mis mejoras, y me adentré en la pelea final convencido de que podría plantar cara…que equivocado estaba. El Malvado Dragón es una de las peleas más frustrantes y largas que he tenido el disgusto de encontrar. Daba igual lo mucho que le pegase, su vida bajaba muy muy lento, y la mía excesivamente rápido. No fue algo que disfrutase.

Con vistas a la torre
Uno de los aciertos de Tower Princess como ya he señalado, es su apartado artístico. No solo por las geniales ilustraciones 2D de los personajes con los que interactuamos o los maravilosos diseños de personajes. El mundo 3D con esa estética cartoon y sus animaciones exageradas y ridículas logran hacerte recordar a qué estás jugando, y consiguen que perdones un poco cuando un enemigo acaba contigo de un golpe tonto.
Todo está construido alrededor de la idea de crear un ambiente juguetón, de fantasía descarada que busca sacarte una sonrisa, y conmigo desde luego lo ha logrado.

Escapando con la princesa
Tower Princess no es ningún antes y un después. No es uno de esos juegos que alguien te vaya a decir, menuda joya oculta. Pero es un muy buen comienzo para un estudio que ha ido sacando este título cuando han ido pudiendo. Es divertido, original y con buenas ideas de base, aunque algunas se ejecuten mejor que otras. Si eres fan de los roguelites y te gusta sudar sangre (y echarte unas risas) es un juego para ti sin duda.