Ha salido un nuevo tráiler del próximo Pokémon Escarlata y Púrpura, desarrollado por GameFreak y publicado por The Pokémon Company para Nintendo como de costumbre, y las reacciones no se han hecho esperar: no se ve bien.
Sin embargo, no me cabe ninguna duda de que se venderá como churros y toda esta polémica pronto se olvidará hasta que un nuevo juego encienda las antorchas y el bucle comience de nuevo.
Es por ello que he decidido escribir este artículo, que representa mi opinión personal y no la del resto del equipo de Nexel, para reflexionar sobre cuánto estamos dispuestos a tragar por un nombre, una marca o una desarrolladora.


Los gráficos no lo son todo… pero son
Yo soy el primero en defender que prefiero un título con una jugabilidad sólida y/o una historia atrapante a un juego con unos gráficos hiperrealistas pero que no haya por dónde cogerlo. No obstante, esto tiene sus límites.
No voy a entrar a hablar del estancamiento de la saga Pokémon en otros campos porque no es el tema de este artículo, así que hablemos de qué importancia deberíamos darle al apartado gráfico en este caso.

Para empezar, debemos tener en cuenta que no estamos ante el trabajo de un estudio indie primerizo con pocos recursos. Estamos hablando de GameFreak, una desarrolladora con más de 30 años a sus espaldas y encargada de la saga Pokémon desde sus inicios, que además cuenta con el respaldo de The Pokémon Company, una empresa creada por Nintendo y la propia GameFreak para encargarse de todos los productos relacionados con la licencia.
Su condición de estudio veterano first-party de Nintendo, con los presupuestos que debería darle el desarrollar una de sus franquicias más exitosas, nos permite exigirle más a los productos que nos ofrecen. Y lo que podemos ver en sus títulos desde hace varios años no es una falta de recursos, es una falta de interés. Están perfectamente capacitados para desarrollar juegos visualmente mucho más trabajados, con un desempeño óptimo en las consolas de Nintendo (no es problema de Switch, que ha demostrado poder con títulos como The Witcher 3, Crysis o Monster Hunter Rise) y no lo están haciendo.
Pero todo ésto tiene motivos detrás, claro. Y son los de siempre: económicos.

El «Síndrome del Año»
Como muchos otro estudios y sagas, GameFreak y Pokémon no han sido inmunes a lo que llamo el «Síndrome del Año», es decir, la aparente necesidad de sacar un título al mercado cada año para ganar más dinero aún. Esto es medianamente comprensible en juegos deportivos como FIFA, F1 o NBA2K (que, no obstante, podrían sacar actualizaciones con los cambios de cada temporada en vez de un juego a precio completo cada año), pero conlleva una serie de consecuencias: estancamiento jugable, casi inapreciable evolución gráfica y la sensación en el consumidor de haber comprado el mismo juego que el año anterior.

Los enfermos más graves
Sin embargo, fuera del mundo del deporte otras sagas se vieron afectadas por la misma enfermedad, y así nos encontramos con casos como el de Call of Duty o el despropósito que fue durante mucho tiempo Assassins Creed.
En el primer caso, aunque se modifique la ambientación, nos encontramos ante el mismo esquema jugable y uno gráficos casi calcados de un título a otro, pero todo se justifica con el modo online.
En el segundo caso ya vemos un reflejo de lo que está pasando con Pokémon: Ubisoft quiso exprimir tanto a la gallina de los huevos de oro que los títulos de Assasins Creed, no sólo se sentían casi idénticos a los mandos, sino que encima eran un despropósito en lo técnico a su salida por la necesidad de cambiar toda la estética y la ambientación del título. A tal punto llegó la situación que Ubisoft decidió darse más tiempo para desarrollar Origins y cambiar el rumbo de la saga, mejorando considerablemente el resultado final (aunque parece que están recayendo en el Síndrome).

Aún así, incluso Ubisoft tenía una excusa a la que aferrarse, todos los problemas técnicos podían explicarse por desarrollar en apenas un año un juego de gran calidad gráfica, pues en ese aspecto los Assassins Creed nunca han defraudado y se ven espectaculares.
El declive desde 2012
Entonces ¿qué ocurre con Pokémon? Desde 2012, con Pokémon Negro y Blanco 2, han sacado una entrega principal anual, incluyendo remakes que tampoco dejaron muy contenta a la comunidad por el poco trabajo que se veía en ellos.
Y en cuanto a los nuevos juegos, siempre han sido objeto de crítica por su apartado técnico, no tanto por el artístico.
Es evidente que cuesta realizar y hacer visible una evolución gráfica cuando desarrollas los títulos a contrarreloj para publicarlos anualmente, pero… ¿se está intentando realmente o no están haciendo el esfuerzo sabedores de que los consumidores van a comprar igual?

La crítica vacía
Una tendencia, en la sociedad capitalista en general y en la industria del videojuego en particular, es que las críticas que se lanzan en redes sociales hacia empresas o productos luego no se materializan en forma de castigo económico. Me explico.
Nos quejamos notoriamente en redes porque, por ejemplo, Rockstar haya sacado GTA V en tres generaciones distintas de consolas, pero sigue siendo top de ventas año tras años. Lo mismo pasa con los anteriormente mencionados FIFA o Call Of Duty, siempre centro de las críticas por su nula evolución, pero aclamados por la crítica y un completo éxito en ventas.
En un sistema capitalista donde las empresas buscan sacar el máximo beneficio sin importar el cómo, las críticas quedan vacías si no vienen acompañadas de un castigo en el mercado, es decir, si no les hacemos daño donde les duele: en los ingresos.

Dos casos muy sonados y recientes son CD Projeckt, que con la publicación del anime Cyberpunk Edgerunners parece haber logrado que el público olvide la estafa que supuso el lanzamiento de Cyberpunk 2077, alcanzando un repunte de las compras y atreviéndose el estudio a anunciar, de golpe, una secuela y una trilogía nueva de The Witcher por la que ya muchos babean, como si no se hubieran reído de todos nosotros en la cara.

El otro caso es el de Activision-Blizzard, foco de duras críticas por el acoso sexual y el abuso laboral en sus oficinas, pero que cuando ha lanzado Diablo Immortal en móviles ha conseguido ingresos millonarios, con el remaster de Diablo II en consolas alcanzó otro éxito y estos días estamos viendo colas infinitas para jugar al nuevo Overwatch 2.
Nuestro papel como consumidores
Como digo, a estas empresas les da igual lo que se diga de ellas mientras eso no afecte a sus ventas porque, como se suele decir «da igual que hablen mal de ti, el caso es que hablen».
Y de ésto también se están aprovechando GameFreak y Nintendo, que por más críticas que reciban sobre el poco esfuerzo y amor dedicado a sus juegos, siguen consiguiendo rotundos éxitos de venta año tras año, título tras título.
Entonces, mientras algo funcione y siga dando dinero ¿para qué invertir más esfuerzos y recursos en ello que reduzcan las ganancias?
Es necesario que nos planteemos nuestro papel como consumidores y el poder que tenemos para cambiar las cosas con el simple gesto de resistirnos a comprar ese juego nuevo de la saga/desarrolladora que tanto nos gusta pero que no vale el dinero que nos piden por él.