Inicio Análisis The Eternal Cylinder o cómo desaprovechar la originalidad- Análisis PC

The Eternal Cylinder o cómo desaprovechar la originalidad- Análisis PC

You spin me right ‘round, baby, right ‘round

Por Javier Pastor

La infinidad del cosmos es algo que siempre llamó poderosamente mi atención. Desde muy pequeño, como muchos otros críos, consumí un sinfín de productos de ciencia-ficción relacionados con la conquista del espacio, criaturas alienígenas y mundos imposibles. Dentro de esta nebulosa (já) de cósmicas ideas, apareció un día en mi radar el ya clásico Spore. Juraría que mi primer contacto con él fue, curiosamente, a través de una revista de divulgación científica española. Un par de años más tarde, se convertiría en mi primer juego en formato digital, mucho antes de Origin.

¿Y por qué toda esta cantinela sobre Spore? Os preguntaréis. Pues bien, creo que es necesario para introducir el título del que voy a hablar: The Eternal Cylinder. Y la razón es, ni más ni menos, la aparente similitud en lo estético y conceptual de ambos títulos. De hecho, fue la razón por la que la obra de ACE Team captó mi atención al principio. Para sorpresa de nadie, las apariencias engañan. Spore y The Eternal Cylinder guardan la misma similitud que un pulpo y un dedal. Desde este punto de partida, procederé a exponer mis pensamientos tras finalizar el título que nos concierne.

Nacimiento

El juego comienza con una breve narración a través de una voz que nos pone en contexto. Pertenecemos a la raza de los Trebhum, unas criaturas que destacan por su intelecto sobre rasgos como la fiereza, la fuerza bruta u otras características propias de los depredadores. Esta inteligencia es la que confiere a nuestras criaturas la facultad de evolucionar para adaptarse al medio. Un medio en el cual existe un cilindro gigante que arrasa con todo lo que encuentra a su paso. Nos encontramos pues en un pintoresco mundo donde tendremos que sobrevivir y lograr la continuidad de nuestra especie. Ciertamente, el primer contacto que tenemos con el mundo de The Eternal Cylinder, a la par que extraño, resulta intrigante. La dirección artística del juego nos brinda un bestiario de lo más rocambolesco; criaturas con formas imposibles, movimientos erráticos y colores fosforescentes. También, suena una banda sonora ambiental que funciona de maravilla a la hora de situarnos en un espacio totalmente desconocido. Para poder entender mejor lo que nos rodea, nos acompañará un narrador omnisciente que expresará los pensamientos y emociones de nuestros Trebhum y su historia, además de proporcionarnos información de utilidad sobre el Cilindro.

Un paseo entre depredadores.

Todo empieza a rodar

Cuando el Cilindro se activa por primera vez, también es el momento en el que el juego se pone en marcha. Haciendo uso de nuestros Trebhum y sus correspondientes habilidades adquiridas, deberemos parar el Cilindro mediante unas torres luminiscentes. Una vez parado el Cilindro, tendremos que explorar la zona y resolver unos determinados puzles para avanzar. Y aquí, con el mero inicio del juego, es donde comienzan los problemas. Si bien la estructura puede parecer fresca y dinámica, lo cierto es que más pronto que tarde cae en la más anodina de las repeticiones. Por su parte, la exploración de estas áreas por las que se nos permite transitar cada vez que logramos cesar el movimiento del cilindro, es bastante limitada y consistirá en rodar hechos una bola de un punto a otro. Nos toparemos también con una sutil mecánica de supervivencia, consistente en comer de vez en cuando para rellenar la estamina y no morir de inanición. Usualmente, encontraremos algunas criaturas que absorber y los mencionados puzles muy poco desafiantes. La gran mayoría de ellos estarán centrados en hacer uso de los poderes recientemente adquiridos por nuestras criaturas (doble salto, forma cúbica, etc). Además, las mecánicas mediante las cuales empleamos los poderes son bastante simples y no existe una verdadera progresión en su uso. Hecho que, junto a unos controles poco pulidos, contemos con una interactividad un tanto ortopédica y, sin duda, poco satisfactoria. Aparte de las mecánicas de exploración, también tendremos que enfrentarnos a los sirvientes del Cilindro en diversos momentos de nuestro avance por el mapa. Y si bien al principio resultan novedosos, acaban tornándose aburridos y, en ocasiones, pueden ser ignorados por completo.

Majestuosidad a través de lo grotesco.

Pero nada va sobre ruedas

Para más inri, la historia que The Eternal Cylinder pretende contar está apoyada en una narrativa que únicamente hace uso del narrador y pequeñas cinemáticas sin expresividad alguna. Esto es francamente problemático, ya que la propuesta argumental del título carece de un gran reclamo que pueda lograr mantenernos pegados a la pantalla. Por tanto, sin contar con un argumento interesante, y con una narrativa que tampoco despliega unos recursos que puedan hacer al insulso argumento mínimamente atractivo, tuve la constante sensación de que nada de lo que ocurriera me importaba lo más mínimo. Y esto supone un problema aún mayor, puesto que una de las principales pretensiones del juego es contar la historia de los Trebhum y su mundo. Hecho que se refuerza si analizamos de cerca los puzles, pues -aun formando parte del corazón del título- dejan bastante que desear.

En cuanto al narrador en particular, estamos ante uno similar al del vapuleado Biomutant. A pesar de contar con una potente voz y una dicción envidiable, es fuente de interrupciones constantes y llega a sentirse completamente inorgánico. Esto es debido a que las supuestas emociones que verbaliza no se ven reflejadas en las criaturas, dado que la expresividad de estas es nula. Y además, la ambientación primitivista del juego choca frontalmente con la exquisita expresión verbal del narrador. Así, acaba resultando en sobreexposiciones que, la mayoría de las veces, se asemejan a un documental.

La familia al completo.

Paren las rotativas

En definitiva, The Eternal Cylinder es un videojuego con una potente dirección artística y una premisa que, dada su originalidad, cuenta con un gran potencial. Lamentablemente, el cóctel de mecánicas mal implementadas, narrativa tosca y una historia carente de interés, desemboca en una experiencia realmente aburrida. Es una pena que, contando con un narrador que no calla, este juego tenga tan poco que decir.

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