Tras ser lanzado como early access por Nuke Nine para PC en el 2014, Vagante ha pasado un largo camino hasta ser portado a consolas por el estudio español BlitWorks. Este título es una aventura de rol, de estética pixel-art, hecha roguelike. Tras comenzar no se nos narra nada, simplemente somos aventureros (caballero, pícaro o mago) que acabamos de bajar de nuestro carruaje. Delante de nosotros, una mazmorra. ¡La hora de cazar tesoros ha llegado!
EL AVENTURERO
Nada más comenzar nos encontramos con un pequeño tutorial que nos enseña las bases de juego. Podemos escoger entre tres clases, a las que se irán incorporando nuevas con nuestro progreso. Estas determinarán nuestras estadísticas base y el arma con la que comenzamos. Las armas básicas, para el cuerpo a cuerpo, son las espadas y dagas, y para combatir a distancia, las magias y el arco. Pero estas no son definitivas, según los objetos que encontremos podremos equiparnos armas propias de las otras clases para poder ir variando de estrategia.
Por ejemplo, uno de los primeros monstruos enemigos son unos goblin (humanoides de capucha roja) que portan una espada. Al escoger el caballero podremos derrotarlos de tres golpes, pero nuestra velocidad no es suficiente para ejecutarlos sin recibir daño. Por lo que lo adecuado es retroceder tras cada espadazo. En cambio, de encontrarnos con una daga, tendremos menos daño, pero seremos lo suficientemente rápidos para atacar a los goblin sin recibir daño.
Otro de los factores RPG del juego es la subida de niveles. Tras cada muerte se nos añade experiencia que va haciendo subir nuestra barra de nivel, según subamos niveles obtendremos nuevas mejoras, como los “trasfondos”. Como si en una aventura de rol se tratase, los trasfondos añaden bagaje a nuestro personaje, que en este caso son pequeñas ventajas y desventajas que nos ayudan a afrontar nuestra exploración de nuevas maneras. La primera se llama “Experimentado” y nos aporta un nivel más para nuestro personaje, aumentando sus atributos base, pero restándonos varios puntos en la suerte.
LA MAZMORRA

A diferencia de otros juegos del género en los que sólo el mapa es cambiante, en Vagante, los objetos portan cierta aleatoriedad. Nos encontraremos objetos con frecuencia, en pequeños cofres, al derrotar enemigos o al adquirirlos al tendero (al que es mejor no enfadar). Pero no siempre sabremos que contiene la poción que nos estamos arriesgando a beber o las estadísticas de cierta arma, pudiendo tratarse de una bebida curativa o de un objeto maldito que no podamos desequiparnos.
A nivel de jugabilidad, la profundidad de los objetos es tan importante como conocer el entorno. Aprender a desenvolvernos en la mazmorra es importante para evitar daños innecesarios, como recibir daño de caída al intentar saltar una gran altura, dar un salto repentino que te lleve a ser atravesado por una flecha o caer en los, para nada desagradables, pinchos mortales. Estas son algunas de las trampas que yacen en la mazmorra y que pueden resultar un quebradero de cabeza al principio, pero que según aprendes a desenvolverte, se convierten en un elemento más que usar a tu favor contra jefes y pequeños monstruos. Además, entre los niveles de la mazmorra contamos con una hoguera en la que reponer fuerzas y con un libro que nos permitirá interrumpir nuestra partida, pudiendo retomarla en otro momento desde ese punto.
CONCLUSIÓN
Vagante ha sido una grata sorpresa. En un principio parece un juego roguelike clásico, un título similar a otros como Spelunky, pero según profundizas en él, esa idea queda atrás. Es un juego con una vertiente RPG que ofrece un gran número de posibilidades, haciendo del combate algo muy versátil. Un buen título en el que vagar durante horas en solitario o acompañado de tus amigos.