«Nostalgia» según la wikipedia es un sentimiento de tristeza mezclado con el placer y afecto cuando una persona piensa en tiempo considerados felices del pasado, también descrita como un sentimiento de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pasado.
Este mismo sentimiento, que todos hemos experimentado en alguna etapa de nuestras vidas, lo he sentido al jugar a Slipstream. Me ha transportado a esa época en la que las consolas aún no estaban implantadas como a día de hoy en su uso doméstico y con un amplio catálogo. Y es que el momento en el que ibas a unas recreativas o encontrabas una máquina en el bar de turno al que te llevaban tus padres y, encontrabas ese juego en el que no pasabas de las dos o tres primeras pantallas para, más tarde, pedirles una moneda a tus padres para intentarlo de nuevo, era único.
Slipstream, una vuelta de tuerca al arcade clásico
Slipstream nos devuelve a ese momento con un arcade clásico pero con todo lo que actualmente podría tener un título de conducción de este tipo. Desde que entramos en el juego y empezamos con el tutorial para hacernos con los controles y su simpleza de acciones que nos recuerdan a esa recreativas de antaño.

Una carretera al frente y algunos obstáculos como vehículos aleatorios o curvas cerradas, serán la combinación perfecta para ponernos en apuros a la hora de alzarnos con la victoria. Por otro lado contaremos con una mecánica clave para poder lograr nuestros objetivos, el derrape, donde tendremos la opción de derrape manual para los más habilidosos o el derrape automático. Los vehículos que aparecen a modo de obstáculos se puede transformar en elementos bastante útiles al usarlos para conseguir rebufo y que le de ese toque extra de velocidad. Además si por un casual nos equivocamos tenemos opción de rebobinar un poco hacia atrás y solventar el error, lo que hace mucho más accesible el juego y poder alcanzar la victoria.
La selección de coches está muy limitada, como haría un juego de máquina arcade de la época en la que se inspira, y cada uno nos sirve para una situación diferente, pudiendo seleccionar el vehículo que más nos encaje para cada modo.
Un mundo de posibilidades
Uno de los apartados en los que destaca el título es en sus modos de juego. El modo de un jugador tiene el modo Grand tour con el que enfrentarnos a pilotos rivales durante cinco etapas por alzarnos con la victoria, donde las carreras se ramifican y nos ofrecen una variedad de pistas por las que disfrutar rejugando este modo. Además contamos con el clásico modo contrarreloj que no debe faltar en este tipo de juegos. Por otro lado los modos de un jugador y multijugador comparten los modos Gran premio, Carrera única, Cannonball (Estilo rally) y el modo Battle royale con los que podremos jugar en solitario o con amigos hasta un máximo de cuatro.

Como toda máquina arcade que se precie, en Slipstream nos encontramos con la pantalla Récords, donde podremos ver todas nuestras marcas obtenidas en los distintos tipos de juego. Aunque echamos en falta que esos datos se puedan comparar en línea con nuestros amigos. A pesar de que no es el objetivo de este juego no hubiera estado de más incluirlo.
Por último dispone de un sistema de trofeos que, a todo coleccionista que se precie, le encantará obtenerlos jugando hasta lograrlos y sobretodo descubrir los trofeos ocultos.
Configura y personaliza sin parar
En cuanto al apartado estético destaca por su visión en 8bits al más puro estilo arcade, sus gráficos son mas que correctos para el estilo del juego aportando esa sensación de velocidad en los momentos adecuados. Incluso contamos con diferentes filtros de vídeo en la configuración para poder adaptarlo a nuestros gustos. Con, por ejemplo, un filtro que imita a una televisión de tubo antigua.
En el apartado sonoro destaca su música a cargo del compositor Effoharkay que encaja totalmente con la estética del juego. Además cuenta con una amplia variedad de canciones totalmente personalizables para entrar en el «flow» de las carreras en todo momento.
Slipstream la modernización de las recreativas
Slipstream es la modernización de los juegos de conducción arcade clásicos manteniendo la esencia, con un apartado visual y sonoro de la época pero añadiendo una buena cantidad de modos y opciones que se adaptan a la actualidad. Sus puntos más flojos son la dificultad en algunos momentos para poder leer ciertos textos o su carencia de modos online con los que competir con nuestro amigos y ser los mejores de la pista. En definitiva es un juego bastante recomendable para los amantes del arcade clásico porque, Slipstream, ofrece todo eso llevándolo un paso más allá introduciéndole opciones que se adaptan a los tiempos actuales.
Slipstream es un juego desarrollado por Ansdor desarrollador independiente brasileño y distribuido por Blitworks Games y ya se encuentra disponible para Nintendo Switch, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S y PC.